Las Flores Bach fueron descubiertas por el médico
inglés Edward Bach entre los años 1928 y 1936, consisten en 38 esencias
que forman un sistema que ayuda a lograr un registro consciente de las
emociones para encontrar un equilibrio cuando están en defecto e ir logrando
una evolución en cada persona. Esto ocurre porque las esencias "elevan
nuestras vibraciones y abren nuestros canales para recibir nuestro propio ser
espiritual, para inundar nuestra naturaleza con la virtud particular que
necesitamos y borrar los defectos que causan el dolor".
Para comprender los beneficios de la terapia
floral es importante entender la filosofía del doctor Bach, la cual plantea que
el hombre posee dos aspectos: por un lado el Alma que es lo permanente, la
energía esencial y lo inmortal; por otro lado la personalidad que representa lo
transitorio y lo mortal. Cuando ambas entran en conflicto se produce la
enfermedad, es decir, que nuestro cuerpo se manifiesta a raíz de un desequilibrio en
nuestras emociones y la enfermedad es un síntoma de ello. Bach no ve la
enfermedad como un mal a suprimir sino un beneficio a comprender, ya que el
dolor indica la necesidad de aprender una lección y lograr una evolución.
Por ende los objetivos de la terapia floral son
aliviar el dolor y ayudar a comprender su significado, concientizar para darse
cuenta y percibir los caminos a recorrer y cuales evitar y así poder restablecer
la armonía entre el alma y la mente, convirtiendo el defecto en una virtud.
Es decir, las 38 esencias son “remedios” naturales
energéticos que no causan daño ya que cada una de ellas trata una emoción y dependiendo
del proceso de cada persona será la o las indicadas a tomar.